Oración, ayuno y limosna

Santidad y dignidad del ser humano

La doctrina social católica nos guía en nuestras vidas y trabajos. En este principio, Santidad y dignidad del ser humano, Jesús nos dice que estamos hechos a imagen y semejanza de Dios. Debido a esto, todo ser humano tiene un valor y propósito especial. Tenemos que cuidar unos de otros para poder ser las personas que Dios nos llama a ser.

“Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed”. –Juan 6,35

map of the world highlighting Honduras, the Philippines and Kenya

La vida es un viaje de regreso a Dios. De vez en cuando nos perdemos en el camino. Pasamos haciendo una cosa tras otra, y nos olvidamos de pasar tiempo con él. A veces no hacemos lo correcto y dañamos nuestra relación con él. Pero Dios siempre nos espera.

El Pan de Vida, que recibimos en la Eucaristía, nos llena de la gracia y el amor de Dios. La Eucaristía nos alimenta. Nos nutre. Nos une con Dios y con el prójimo como miembros del cuerpo de Cristo. Es en nuestra comunión con el Pan de Vida que estamos llamados a compartir el pan para la vida.

Jesús nos dice: “Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed”. Cuando recibimos a Jesús en la Eucaristía, nuestros corazones se llenan de su amor y del llamado a compartir ese amor con nuestros hermanos necesitados alrededor del mundo.

Esta Cuaresma, estamos invitados a responder a este llamado mediante la oración, el ayuno y la limosna. A través de estos tres pilares entramos en una relación viva y unimos nuestros corazones con Dios y con el prójimo.

Con Plato de Arroz de CRS, los pilares de la Cuaresma nos guiarán al encuentro con Cristo a través de los miembros de nuestra familia mundial en Uganda, El Salvador e Indonesia, que están encontrando maneras de superar el hambre y adaptarse al impacto del cambio climático.

Desde 1975, millones de católicos en los Estados Unidos han unido sus esfuerzos a través de Plato de Arroz de CRS para apoyar a las personas que luchan contra el hambre y la pobreza, tanto en los Estados Unidos como alrededor del mundo. El hambre y la pobreza siguen siendo algunos de los problemas más críticos en la actualidad, por lo que nos corresponde marcar la diferencia.

Mientras avanzamos en estos 40 días, recordemos que Jesús es el Pan de Vida, quien nos nutre y envía a acompañar a nuestra familia mundial.

Comencemos este tiempo santo orando,

Señor Jesús,

Como miembros de tu cuerpo, nos llamas a servir a nuestro prójimo.

Esta Cuaresma, permítenos ser tus ojos, para ver con compasión.

Permítenos ser tus manos y tus pies para servir con amor.

Y que el encuentro contigo, el Pan de Vida, nos motive a compartir con alegría el pan para la vida con todos nuestros hermanos alrededor del mundo.

Amén

DONAR