Miércoles, 23 de marzo

EL SEXTO DOLOR DE MARÍA: Jesús es bajado de la Cruz

Era el día de preparación (es decir, la víspera del sábado). Así que al atardecer, José de Arimatea, miembro distinguido del Consejo, y que también esperaba el reino de Dios, se atrevió a presentarse ante Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús. Pilato, sorprendido de que ya hubiera muerto, llamó al centurión y le preguntó si hacía mucho que había muerto. Una vez informado por el centurión, le entregó el cuerpo a José. Entonces José bajó el cuerpo, lo envolvió en una sábana que había comprado, y lo puso en un sepulcro cavado en la roca. Luego hizo rodar una piedra a la entrada del sepulcro.

— Marcos 15,42–46

María, madre y discípula:

Sin apartarse del lado de su hijo jamás, incluso después de su muerte, María nos revela la importancia de la muerte con dignidad. El cuerpo de Jesús no se queda en la cruz, sino bajado para ser enterrado.

En nuestro mundo de hoy, muchos de nuestros hermanos y hermanas son dejados en sus propias cruces: cruces de hambre, falta de vivienda, de guerra y persecución.

Preguntas para guiar su reflexión:

  1. ¿Quién a mí alrededor es dejado en una cruz? ¿Cómo puedo ayudar a él o ella a bajar?
  2. ¿Cómo promuevo la dignidad de aquellos a mi alrededor-tanto cerca como lejos-a lo largo de toda su vidas? ¿He brindado atención con dignidad a alguien necesitado, tal vez al final de su vida terrenal?