Jueves, 30 de marzo de 2017

 

NOVENA ESTACIÓN: Jesús cae por tercera vez

“Pero el padre dijo a sus servidores, ‘¡Rápido! Traigan el mejor vestido y pónganselo. Colóquenle un anillo en el dedo y traigan calzado para sus pies…’” (Lucas 15,22)

A veces podemos sentir que hemos caído demasiadas veces: y creemos que no podemos volver a levantarnos, que Dios nos ha abandonado. ¿Cómo podemos ser perdonados una vez más? Seguimos cayendo, seguimos fallando y estamos abrumados por la vergüenza y la culpabilidad. Nadie puede amarnos lo suficiente para que podamos seguir adelante.

¡Pero Dios no nos abandona; Dios no se cansa de perdonarnos, de mostrarnos su misericordia! El fracaso no debe desanimarnos. Cuando se trata de piedad, como en la historia del hijo pródigo, sólo tenemos que pedir. Dios no quiere que nos abandonemos en la culpa—no, Dios nos dice que estamos perdonados y nos invita a levantarnos y hacer su obra. Como hijos e hijas de Dios, es nuestra responsabilidad aceptar ese perdón, para aceptar esa nueva oportunidad, y seguir construyendo el reino de Dios basados en la justicia, la misericordia y la paz.

Reflexionamos en la obra de Micaela, una migrante chuukese que se trasladó a Hawái desde su isla nativa de Micronesia. Allí, descubrió que sus compañeros chuukese estaban luchando contra el hambre y la falta de vivienda. Micaela—a pesar de sus propias luchas diarias, sus propios desafíos en hacer una nueva vida—dedicó su tiempo a apoyar a su comunidad. Ella les enseña cómo cultivar y los motiva en su propio trabajo. Ella les ayuda a ponerse de pie, como ella misma lo hizo.