Jueves, 23 de marzo de 2017

 

SÉPTIMA ESTACIÓN: Jesús cae por segunda vez

“Aquel de ustedes que no tenga pecado, que arroje la primera piedra.” (Juan 8,7)

Hay una gran tentación de ignorar a los que viven en la pobreza al asumir que se encuentran en esa situación porque ellos mismos la han creado. Algunos pueden pensar que la pobreza es fruto de la pereza, la ignorancia o de no aprovechar las oportunidades. Pero esto es una salida fácil. Asignamos la culpa a otra persona para escapar de la culpabilidad. Nos alejamos de una situación que creemos que nos es lejana. Ignoramos intencionalmente las luchas reales, historias personales y los retos reales de cada persona y de las comunidades con las que nos encontramos.

Vemos que alguien ha caído, y olvidamos que nosotros, también, podemos tropezar con la misma facilidad y encontrarnos boca abajo en el suelo.

En Etiopía, nos encontramos con Dita y su familia en medio de una de las peores sequías del país. Durante mucho tiempo, este tipo de sequías hacían imposible que Dita y su familia tuvieran lo suficiente para comer—sus cultivos se marchitaban y morían. Pero debido a su persistencia empresarial, ahora Dita alimenta a su familia con tres comidas diarias. Ella se cayó, pero se volvió a levantar.

Al reflexionar en esta historia, haríamos bien en reflexionar sobre todas las familias que tan fácilmente caen en la pobreza, en dificultades, o situaciones imposibles. ¿Cuál es nuestra responsabilidad con estas familias? ¿Cómo podemos asegurarnos que los que han caído reciban ayuda para ponerse de pie nuevamente y sean fortalecidos?