Jueves, 9 de marzo de 2017

 

TERCERA ESTACIÓN: Jesús cae por primera vez

“Ahora mi alma está turbada. ¿Diré acaso: Padre, líbrame de esta hora? ¡Si precisamente he llegado a esta hora para enfrentarme a todo esto! Padre, ¡da gloria a tu Nombre!” (Juan 12,27–28)

¿Cuántos de nosotros conocemos a alguien que ha caído—caído en tiempos difíciles, en dificultades en una relación, en un momento de duda y desafío? ¿Cuántos de nosotros estamos experimentando un momento como éste ahora? Pero estos momentos, estas dificultades, siempre tienen un propósito. Todas las cosas, si lo permitimos, tienen el potencial para conspirar juntas para la mayor gloria de Dios.

Cuando las inundaciones en la India dañaron los campos de la familia Singh, se sintieron desolados. ¿Cómo iban a comer? ¿Qué podrían vender en el mercado? Todo parecía perdido. Y, sin embargo, al permanecer abiertos a nuevas oportunidades, nuevas posibilidades, ahora son capaces cultivar cosechas más fuertes y sanas que antes. Sus hijos están más saludables y la familia está mejor preparada para futuras inundaciones.

Dios no quiere que nos caigamos, pero, inevitablemente, cuando lo hacemos, nos da a cada uno la oportunidad—ese momento de la elección—de estar de pie otra vez, mirar alrededor y evaluar nuestra situación y a nosotros mismos. ¿Dónde está trabajando Dios, incluso en la aparente oscuridad? Miramos a Jesús, quien, a pesar de haber caído, se levantó y siguió caminando. ¿Cómo podemos ayudar a los demás a que hagan lo mismo? ¿Cómo podemos hacer lo mismo nosotros?