Guatemala tiene la población más alta de todos los países de Centroamérica y también la más joven: casi la mitad tiene menos de 19 años. CRS ha estado haciendo trabajo humanitario en Guatemala por más de 50 años, apoyando la seguridad alimentaria, la nutrición, salud, agricultura, y programas de educación, reducción del riesgo de desastres y respuesta a emergencias enfocados en los más pobres y vulnerables. CRS trabaja a través de socios locales para implementar proyectos e intervenciones, una estrategia que fortalece la capacidad y habilidades locales y promueve soluciones sostenibles.

Monica Rodriguez

Para muchas familias en las zonas rurales de Guatemala, cultivar suficientes alimentos para tener qué comer, es una lucha de todos los años. Como consecuencia, las familias se ven afectadas por la pobreza y la desnutrición. Si a esto se le suma que más de la mitad de la población tiene menos de 19 años, la situación se vuelve alarmante.

Mónica Rodríguez lucha de frente contra el hambre infantil. Después de haber obtenido su maestría en hambre mundial, desnutrición y desarrollo en los Estados Unidos, Mónica regresó a Guatemala y se unió a Catholic Relief Services (CRS) hace 12 años. En CRS, Mónica usa su conocimiento y habilidades para implementar programas que benefician a los necesitados. Ella es la Gerente de Proyecto de SEGAMIL, un programa que se enfoca en proporcionar a las mujeres recursos y servicios para garantizar el bienestar y la nutrición de sus hijos, desde el embarazo hasta los 2 años.

Un niño desnutrido se enferma con más frecuencia, no se desempeña bien en la escuela y puede sufrir retraso mental y físico. Por consiguiente, la pobreza se vuelve un ciclo en el que las comunidades se ven atrapadas

Por eso, CRS cree que la nutrición debe abordarse de manera integral, incluyendo técnicas de agricultura, clases de salud, y actividades para generar ingresos y organización comunitaria.

Mónica ha conocido a muchas personas que se han beneficiado del programa, pero hay una que sobresale. Norma, la madre de Víctor de 2 años, “me ha demostrado una fe viva”. Antes, Norma era una participante en el programa; ahora enseña a otras madres lo que le enseñaron cuando esperaba a Víctor: cómo prevenir la desnutrición, tratar enfermedades comunes y mejorar la higiene. Al convertirse en mentor para otras madres, Norma asegura que las lecciones que aprendió lleguen a más personas y se transmitan a las generaciones futuras.

Eso es exactamente lo que quiere Mónica. Porque no sólo se trata de servir a los pobres, “queremos que las personas cambien sus vidas con programas de calidad”, comenta Mónica.

 

DESCARGA SU BIOGRAFIA