Sabado, 11 de marzo de 2017

 

REFLEXIÓN SOBRE EL EVANGELIO DE LA SEMANA PASADA

La tentación es la manera del enemigo de engañarnos para olvidar nuestra propia dignidad humana— Satanás desea nada más que nosotros olvidemos que estamos hechos de forma única a imagen y semejanza de Dios, y que ese mismo Dios nos ama más de lo que podemos imaginar. Por eso, en el jardín del Edén, Satanás tienta a Eva “a ser como Dios”. El diablo trata de convencernos de que no somos lo suficientemente buenos, que puede haber algo de nosotros que Dios no ama. Sin embargo, al estar hechos a imagen y semejanza de nuestro Creador, nada nos puede hacer más valiosos de lo que ya somos para nuestro Dios; ¡nuestra dignidad inherente no podría ser mayor!

Recuerden, entonces, que estamos cada uno hechos a imagen de Dios, imbuidos con carácter sagrado y dignidad, estamos llamados a salir al encuentro, a salir y vivir la visión de Dios en el aquí y ahora, amando a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Es por eso que Jesús nos anima a orar, “Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo”. Dios desea que, a través de nuestros encuentros el uno con el otro, nuestra vida en la Tierra refleje el gran sueño de Dios para la humanidad, cumplido en el cielo.