Lunes, 13 de marzo de 2017

 

DOCTRINA SOCIAL CATOLICA: Santidad y dignidad del ser humano

“Esta doctrina se basa en un principio básico: los seres humanos individuales son la base, la causa y el fin de todas las instituciones sociales. Eso es necesariamente así, porque los hombres son seres sociales por naturaleza”.

—San Juan XXIII, Mater et Magistra, # 219 (Madre y Maestra, sobre el cristianismo y el progreso social)

Es una cosa bastante radical decir que los seres humanos están hechos a imagen y semejanza de Dios. Eso es de lo que estamos hablando cuando reflexionamos sobre el carácter sagrado y la dignidad del ser humano—cada uno de nosotros, cada ser humano en el planeta, refleja lo divino, el Creador, Dios. Cada uno de nosotros resplandece lo que es santo. Ninguno de nosotros es excluido; Dios está presente de una manera única e irremplazable en cada ser humano.

Entonces, ¿qué sucede cuando se silencia esa expresión única de Dios, cuando se difumina esa luz santa? ¿Qué pierde nuestro mundo? Al contemplar nuestra comunidad mundial, no es difícil ver que algunos de nosotros tenemos acceso a más oportunidades que otros. No es difícil ver que algunos de nosotros preferiríamos pretender que la dignidad humana no es universal, que hay personas en las que Dios no habita.

Eso nos deja con dos tareas importantes. En primer lugar, debemos reflexionar sobre nosotros mismos. ¿Estamos manifestando el amor de Dios a otros de una manera que está alineada con nuestra propia dignidad humana? ¿Cómo nos hemos quedado cortos—y cómo han nuestros defectos impactado de manera negativa a aquellos con los que compartimos esa dignidad? En segundo lugar, ¿cómo somos llamados a responder al lenguaje odioso, a las estructuras sociales injustas, a la intolerancia y la violencia que pretende robar a otros de la dignidad humana, que Dios ha dado?

No hay más que recurrir a Jesús en respuesta, Jesús, que apoyo a aquellos en los márgenes, afirmando su dignidad, su derecho a una vida abundante, incluso si eso significaba su propia muerte.