Jueves, 11 de febrero

DOCTRINA SOCIAL CATÓLICA: El bien común

Yavé preguntó a Caín, “¿Dónde está tu hermano?” Respondió: “No lo sé. ¿Soy acaso el guardian de mi hermano?”

—Génesis 4,9

Supongamos que Dios nos hizo esta pregunta. ¿Cuál sería nuestra respuesta?  Tal vez tratamos de esquivarla—esto no se refiere a nosotros; nosotros no matamos a nadie, como lo hizo Caín. Tal vez llegamos al pie de la letra, pensando en nuestros familiares de sangre y lo bueno que somos con ellos. O tal vez evaluamos nuestras rutinas diarias, mirando cuidadosamente los muchos rostros que pasamos. ¿Son estos nuestros hermanos, nuestras hermanas? ¿Acaso yo soy responsables por ellos?

El otro, que quería justificar su pregunta, replicó: “¿Y quién es mi prójimo?”

—Lucas 10,29

Sabemos cómo va esta historia—un sacerdote, un levita y un samaritano pasan por un hombre herido en el camino, y sólo este último se detiene para ayudarlo. No eran de la familia; no eran amigos, ni siquiera eran de la misma comunidad. Sin embargo, ellos compartían una humanidad común, por lo que el samaritano se detuvo para dar de sí mismo.

“¿Soy yo el guardián de mi hermano? Sí, tú eres el guardián de tu hermano. Ser persona humana significa ser guardianes los unos de los otros.”  Esto es lo que dijo el Papa Francisco en su homilía durante la Vigilia por la paz  el 7 de septiembre de 2013.

Así que, ¿cómo elevamos las necesidades de los que nos rodean? ¿Por quién nos detenemos en el largo y sinuoso camino de la vida? ¿Cómo podemos construir una sociedad en la que nadie quede al margen? ¿Cómo promovemos y protegemos el bien común de todos?